09 Dic 2024
Con una estrategia orientada a impulsar acciones con foco en lo ambiental, educativo y social, y con un profundo compromiso en la innovación e investigación, Trivento anunció la firma de un convenio de colaboración con el CONICET. El proyecto se centra en el estudio de las propiedades antitumorales de los subproductos derivados del proceso de producción de vino y de aceite de oliva. En particular, el orujo (mezcla de escobajo, piel, pulpa y semillas de uva) y el alperujo (mezcla de agua de vegetación, pulpa y restos de carozo de aceituna).
“Celebramos la concreción de este acuerdo con el organismo de investigación más importante de la Argentina. Estamos orgullosos de trabajar junto al equipo del CONICET con un objetivo tan noble como el de dar valor a un subproducto de la viticultura, un sector clave para la economía del país.”
Marcos Jofré, CEO de Trivento
La investigación está encuadrada en un modelo de producción y consumo circular, que revaloriza residuos industriales y que, además, utiliza un método ecológico basado en el uso de solventes eutécticos profundos naturales, (NADES, por sus siglas en inglés). Una alternativa que involucra únicamente componentes de origen natural y no tóxico, como azúcares, alcoholes, aminoácidos y ácidos orgánicos en lugar de solventes químicos.
Walter Manucha, investigador del CONICET, director del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (IMBECU, CONICET-UNCUYO) y vicedirector del CONICET Mendoza, expresó: “Los acuerdos público-privados en áreas de inversión, capacitación y transferencia al sector socio-productivo son clave para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.”
Esta colaboración pone de manifiesto la importancia de la cooperación entre las instituciones científico-tecnológicas y el sector privado para promover la innovación y el bienestar social.
Alianzas que suman
Para Trivento, las alianzas son fundamentales para mejorar el entorno y la sociedad en su conjunto. Por esta razón, busca fortalecer el desarrollo y la sostenibilidad de sus operaciones a través de la activa participación en asociaciones globales y locales.
“Cuando llegó este proyecto de la mano del CONICET, lo vimos muy alineado con nuestros propios objetivos. Tiene un triple impacto: ambiental, social y económico.”
Mercedes Álvarez, Subgerente de Sustentabilidad
El estudio cuenta con una parte social muy importante, ya que busca beneficiar a las personas en términos de salud. A su vez, en cuanto a lo ambiental, la revalorización de un residuo de la industria es clave en la búsqueda de una economía circular. Por último, la parte económica: es una forma de poner en valor el vino y esta industria que es tan importante para la provincia.